Acaba de fallecer en Madrid Pablo Milanés. Su voz ha acompañado a tantas generaciones… Sus cantos han sido inspiración, banda sonora y poesía para muchos, al cantar la vida, la muerte, el amor. Porque sí, eligió ser cantor (voz tenía para ello, desde luego). Y lo fue, comprometido con sus ideas –no por todos compartidas, y también transformadas en la vida–. Pero qué necesarios son los cantores en nuestro mundo. Cantores que canten por todos los que no tienen nadie que escuches sus voces. Que canten con pasión, con verdad, con entrega y fidelidad. Que canten sin temor. Que canten, invitando a otros a unir sus voces, hasta que la música nos una a todos.
 
Pobre del cantor (Querido Pablo)
 
Pobre del cantor de nuestros días
que no arriesgue su cuerda por no arriesgar su vida.
Pobre del cantor que nunca sepa
que fuimos la semilla y hoy somos esta vida.
 
Pobre del cantor que un día la historia
lo borre sin la gloria de haber tocado espinas.
Pobre del cantor que fue marcado
para sufrir un poco y hoy está derrotado.
 
Pobre del cantor de nuestros días
que no arriesgue su cuerda por no arriesgar su vida.
Pobre del cantor que nunca sepa
que fuimos la semilla y hoy somos esta vida.
 
Pobre del cantor que a sus informes
les borren hasta el nombre con copias asesinas.
Pobre del cantor que no se alce
y siga hacia adelante con más canto y más vida.
 
Pobre del cantor que no halle el modo
de tener bien seguro su proceder con todos.
Pobre del cantor que no se imponga
con su canción de gloria, con embarres y lodos.
 
Pobre del cantor de nuestros días
que no arriesgue su cuerda
por no arriesgar su vida.
Pobre del cantor que nunca sepa
que fuimos la semilla y hoy somos esta vida.
Y hoy somos esta vida.
 
(Pablo Milanés)

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