Contra esa obsesión que nos envuelve de querer controlarlo todo. Un miedo al futuro que no nos lleva a planificar el mañana, sino a protegernos tanto, a calcular infinitamente nuestras posibilidades, que ahogamos cualquier atisbo de novedad en nuestra vida. Querer controlarlo todo es la forma más estúpida de perder nuestra libertad. No se trata de tirar por la borda la brújula y perder el norte. Quizás es más sencillo y, de vez en cuando, pensar que el futuro es bueno y que en medio de la deriva habita la esperanza, aunque no sepamos cómo.
Vetusta Morla (La deriva)
He tenido tiempo de desdoblarme
Y ver mi rostro en otras vidas
Ya tiré la piedra al centro del estanque
He enterrado cuentos y calendario
Ya cambié el balón por gasolina
Ha prendido el bosque al incendiar la orilla
He escuchado el ritmo de los feriantes
Poniendo precio a mi agonía
Familias de erizos en sus manos frías
Habrá que inventarse una salida
Ya no hay timón en la deriva
Has tenido pulso para engancharme
Alistado en ejércitos suicidas
Me adentré en el bosque y no encontré al vigía
Habrá que inventarse una guarida
No quiero timón en la deriva
Cada cual que tome sus medidas
Hay esperanza en la deriva
Habrá que inventarse una salida
Que el destino no nos tome las medidas
Hay esperanza en la deriva.