Qué suerte que, justo cuando el mundo nos aprieta, podemos lanzarnos en los brazos de aquellos amigos que están ahí siempre. Qué suerte que, cuando estamos inestables, podemos contar con esa ayuda que escucha, apoya y acompaña.
Aunque quizá, no se trata de tener suerte, sino de cuidar. Es que cuando empezamos una amistad o una relación firmamos una especie de contrato imaginario o no escrito en el que optamos por estar “cuando el mundo aprieta”.
En ese contrato vienen escritas cosas como un abrazo que dure para siempre o minutos que serán legados para toda la vida.
Ojalá seamos capaces de ser conscientes de lo afortunados que somos teniendo amistades que aprietan cuando más hace falta.
Suerte
Justo cuando el mundo apriete
Mejorando lo presente
Puedes agarrarte a mí
Dentro de un orden me siento inestable
Y a veces nos quiero matar
Para comprarnos el ramo de flores
Más bello de este funeral
Mañana estaré pidiendo disculpas
Y haciéndolo todo al revés
Parte de mí conoce el camino
Y la otra no sabe volver
Suerte
Justo cuando el mundo apriete
Mejorando lo presente
Puedes agarrarte a mí
Fuerte
Que parezca para siempre
Creo que no soy consciente
De lo que te debo
Este minuto será tu legado
Procura que sea especial
Duda de aquellos que te han enseñado
A tener siempre a mano un puñal
Mañana mejor, me cuentas tu vida
A ver si la mía es peor
Quién dijo que afecta al orgullo
Tener que pedirnos perdón
Suerte
Justo cuando el mundo apriete
Mejorando lo presente
Puedes agarrarte a mí
Fuerte
Que parezca para siempre
Creo que no soy consciente
De lo que tenemos