El padre Cristóbal Fones ha sacado una versión del clásico canto Danos un corazón, también conocido como Hombres nuevos, pero esta vez con la perspectiva femenina. Junto a Patricia Abarca y un grupo mixto de músicos y cantantes de diversas edades y comunidades de procedencia, la propuesta fue grabada a fines de abril.
Sin cambiar su contenido, sino simplemente ubicando más visiblemente a la mujer como sujeto, la canción recobra una fuerza especial e invita a celebrar comunitariamente el rostro femenino del Pueblo de Dios, que peregrina buscando un corazón más grande para amar y más fuerte para luchar por la vida de todos y de todas.
Padre, ¿cómo surge esta idea?
Llevamos un tiempo ya escuchando al Espíritu Santo que sopla en el clamor de muchas mujeres y hombres que nos ayudan a ver modos, estructuras y costumbres que hoy reconocemos como opresivas, invisibilizadoras, injustas y violentas hacia la mujer, tanto en la sociedad civil como al interior de nuestra comunidad eclesial. Es importante sumarnos a esta buena noticia, que empuja hacia una comunión más auténtica, inclusiva, sincera y real de todos y de todas.
La idea de grabar algo así surgió en mis Ejercicios Espirituales de este año, rezando justamente lo que el Señor nos puede estar diciendo a través del movimiento feminista que ha brotado con nueva fuerza en tantas partes del mundo. También al interior de la Iglesia. No son miradas ni demandas equivalentes, pero el fondo sigue siendo la búsqueda de un trato digno, al modo de Jesús, entre todos y todas. Eso no puede sino venir de Dios.
Hay machismos más evidentes que claramente han sido condenados, pero otros a los que hemos sido ciegos por muchos años y que perpetúan tendencias que la Iglesia quiere erradicar. ¡En el Evangelio hay sin duda mucho que aprender sobre el trato hacia la mujer! Partiendo por la importancia de escuchar su voz, especialmente de las que se han sentido excluidas por el hecho de ser mujeres. Y en ese empeño vamos todos sumando esfuerzos.
¿Por qué eligió esta canción?
La canción Danos un corazón siempre me ha gustado. Es una insistente petición de gracia al Padre Dios por un corazón más humano, un corazón nuevo como el que profetiza Ezequiel, un corazón de carne y no de piedra, que ama y que lucha arrostrando el pecado y salvando al pecador, un corazón como el de Jesús. La encuentro directa, esperanzadora y comunitaria, tanto en su texto como en su melodía. Muy adecuada para el Tiempo Pascual.
Por supuesto que las estrofas originales, al decir «hombres nuevos», se refieren a la «humanidad nueva» que surge del Resucitado. Pero el contexto actual ha hecho que las palabras tomen para algunas personas un sentido excluyente. Así lo estimó hace varios años el mismo autor de la canción, Juan Antonio Espinosa –compositor español de larga trayectoria en el canto litúrgico–, quien cambió el texto de las estrofas por «pueblos nuevos…». Yo no tenía idea de ese cambio hasta que tomé contacto con él en marzo y me mostró las nuevas grabaciones.
Le conté de esta idea y le propuse esta versión, que no pretende cambiar nada (mucho menos suplantar la versión corregida de su propia pluma), sino más bien hacer un ejercicio celebrativo de algo que ya está en el corazón de todos y de todas, visibilizando a la mujer como sujeto de esta petición comunitaria. Se alegró con la idea y me animó a hacerla. Y es que la dimensión profética de nuestra fe no solo consiste en la denuncia de la injusticia, que aún se necesita profundizar, sino también en el anuncio de lo que vamos discerniendo como caminos con la ayuda del Espíritu.
¿Quiénes participan de esta grabación?
Como en todos los trabajos, hay personas más visibles y otras que colaboran de maneras ocultas. Sebastián Poblete estuvo a cargo de los arreglos instrumentales y Danae Navia, coordinadora de Tiempo Magis, fue la gestora ejecutiva de esta grabación. Pati Abarca, con quien hacemos dúo, es una mujer que no solo canta hermoso, sino que transmite mucha fuerza. Junto a mis amigas cantantes católicas y varias personas que invitamos a participar, quisimos darle un foco comunitario e inclusivo a la canción.
El trabajo audiovisual es de Enrique Aimone, que quiso contar a través de la cámara esta transformación interior desde un corazón más rígido, de una postura más patriarcal, hacia un corazón nuevo, expresado en la comunidad diversa que celebra unida su misma esperanza.
¿Qué espera de este trabajo?
Que ayude. Eso simplemente. Que a quienes les haga sentido pueda servirles para incluir otra perspectiva, soñar otros caminos, y que a todos nos haga volver a agradecer, celebrar y reconocer la alegría de la diversidad. Es algo sencillo y no será incorporado en ningún disco. Más que una grabación musical, se trató ante todo del registro de un encuentro humano, cariñoso, muy lindo. Ese día disfrutamos mucho; nos reímos, lloramos, comimos, trabajamos, cantamos y oramos por las mujeres y con las mujeres. En comunidad.