Una vez leí en un libro de psicología que una pareja es «una unidad de intercambios de premios y castigos». Es una forma de mirar a la pareja. Pero también se puede ver una pareja como un proyecto común, donde uno más uno son mucho más que dos, un sueño que busca dar vida, un pacto de amor en el que dos personas deciden comprometerse aun en las circunstancias más difíciles.
También hay una manera de mirar el trabajo como un esfuerzo absurdo, como las peores ocho horas del día que hay que soportar para poder sobrevivir. Y esto aunque hoy el trabajo sea un bien preciado que no está al alcance de todos desgraciadamente. Pero también podemos mirar el trabajo como nuestra contribución a un mundo más justo, como nuestra manera de servir a los hermanos y hermanas que nos rodean, como nuestro lugar de realización personal.
Una manera de mirar el cónclave que se acerca es ver a una serie de jerarcas ancianos divididos en grupos de poder y movidos por ambiciones que buscan colocar en la cúspide de la Iglesia a alguien que les favorezca. Pero también se les puede mirar como pastores que buscan el mayor bien de la Iglesia, que es pecadora, pero que se siente guiada por Dios. De manera que los cardenales tratan de encontrar al mejor líder para los retos que afrontamos.
Ante la realidad de nuestras vidas y de nuestro mundo, podemos mirar de distintas maneras, ¿cómo quiero mirar?