«María se puso en camino y fue aprisa a la montaña…» María es activa en la ayuda a pesar de las dificultades, ¿y nosotros? ¿Nos ponemos en camino? ¿Estamos acomodados en nuestro espacio de confort? ¿Somos de esperar o somos activos en la ayuda, en la búsqueda? ¿Esperamos a que el prójimo a quien ayudar nos caiga llovido del cielo? ¿Si las cosas vienen o van, pasan o no pasan, nos dan igual? ¿Nos sacrificamos para subir la montaña? ¿Afrontamos las dificultades en el camino, en el trabajo, la familia, los amigos, los estudios, en la enfermedad, como María?

«Y María… lo meditaba en su corazón». ¿Y nosotros, dónde guardamos lo que nos ocurre y lo que pasa a nuestro alrededor? En una sociedad de likes, todo a un click y disponibilidad inmediata; ¿reflexionamos y discernimos sobre lo que nos ocurre? ¿Somos capaces de discernir lo que pasa en pleno mayo del siglo XXI, desde las guerras, la pobreza, la falta de vocaciones, el secularismo, paro juvenil, crisis de valores? ¿A dónde vamos como ser humano? El ser humano y la ciencia, la razón, el humanismo cristiano, la tecnología…  ¿Mantenemos algún tipo de diálogo con Dios?

«Haced lo que él os diga…» María es modelo de seguimiento, fe y conocimiento de su Hijo. Ella está pendiente de los pequeños detalles que nos hacen felices:, el vino en Cana no es sólo un milagro, es una persona que se da cuenta de que lo pequeño, lo que pasa desapercibido nos hace felices y qué dejarse fiar de su Hijo es llenarse de felicidad eterna.

¿Y nosotros a quien oímos, a quien seguimos, en quien confiamos?

Esta son tres sencillas actitudes y aptitudes en María son igual de actuales para vivir nuestra vida. Tengamos a María como modelo y como guía en nuestro camino por la vida.

 

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