El otro día fui a casa de la vecina a pedirle unos huevos que necesitaba para terminar una tortilla de patatas.
Al timbrar, me salió el vecino y me dijo que pasara a coger lo que necesitara. Mientras estábamos en la cocina, apareció la mujer y nos contó, que estaba en la finca sacando malas hierbas. Ya que todos los días por la mañana vigilaba si había salido alguna mala hierba y, de ser así, la quitaba.
Mientras volvía para casa me quede pensando que quizás cada mañana estamos llamados a quitar las malas hierbas que planta el mal espíritu en nuestro jardín (como diría San Ignacio).
Es muy fácil comenzar el día con las dinámicas de las prisas, los intereses personales, la presión de los resultados. Se trata de cuestiones que van creciendo como las malas hierbas en nuestra mente y em nuestro corazón, alejándonos de nuestra llamada a ser y vivir por los demás, desde la sencillez de los que sienten que cada día importa para crear un mundo mejor al estilo de Jesús.
Mañana al levantarme intentaré sacar las malas hierbas de mi jardín. Y además le pediré al Buen Espíritu que me acompañe en esta tarea durante toda la jornada.