Todos necesitamos encontrarnos cara a cara con Dios. Esta cuaresma puede ser un buen tiempo para mejorar nuestra oración personal. Este libro -estructurado en tres partes: qué es la oración, cómo orar y por qué orar- puede ser muy útil para ello. Enzo Bianchi nos da una serie de pistas muy prácticas para ayudarnos en nuestro encuentro personal con Dios. La simplicidad y autenticidad de sus afirmaciones conectan muy bien con la sed de trascendencia que late en el corazón de mucha gente hoy día. Destaca especialmente la tercera parte: “Objeciones para orar”. Solo por el realismo de esas últimas páginas merece la pena leer y, sobre todo, practicar, este libro.
“La oración no es la fórmula mágica para colmar nuestros límites o huir de ellos, sino que, por el contrario, se fundamenta sobre nuestra debilidad y es posible solo a partir del reconocimiento de nuestra condición de criaturas radicalmente pobres. Quien empieza a orar suplicando y pidiendo, ante todo con la epíclesis, el Espíritu Santo, lo hace dando voz a su no-autosuficiencia, confesando que por sí mismo no puede salvarse, reconociendo que depende de una Presencia que lo precede y de la que se dispone a recibirlo todo” (págs. 85-86).