En el V Centenario de la herida y conversión que transformaron al gentilhombre Íñigo de Loyola, Pedro Miguel Lamet nos presentó esta biografía que va más allá de la narración de los hechos de un santo. Con la maestría de quién conoce la época y la historia, se relata la historia de este santo fundador de los jesuitas. Hay muchas biografías, ¿qué es lo que aporta Lamet? En primer lugar, la originalidad de quién relata los sucesos. A través de la mirada y la palabra de Pedro de Ribadeneira, uno de los jesuitas que conoció a san Ignacio, convivió con él y aprendió del fundador. Además, Ribadeneira es el primer biógrafo del santo de Loyola. Por tanto, el texto que nos presenta el autor está escrito como si fuera la voz y la letra de Pedro, acogiendo sus recuerdos y su forma de narrar los hechos. También nos aporta un contexto histórico de la España del siglo XVI que nos ayuda a entender y comprender cómo se ha ido forjando el personaje. En este libro encontramos no solo los hechos históricos, cargados de datos y de historias, sino también el entramado interior que fue vivenciando san Ignacio hasta llegar a fundar los jesuitas. Es bonito, además, descubrir la presencia de los otros jesuitas que, junto a Íñigo, formaron el grupo de hombres que dio origen a la Compañía de Jesús.
«¿Hay dolor comparable al de no poder asistir a la muerte del mejor amigo? Sobre todo, cuando el que se va es además de maestro, compañero y padre, al que has conocido de niño; que no solo te ha enseñado día a día con su ejemplo, te ha corregido, sino aconsejado y consolado engendrándote en la faceta más decisiva para un ser humano, la vida interior». (p. 472)