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Íñigo López de Loyola es un caballero vasco en la corte de Castilla. Como buen hombre de armas, su vida no es ajena a los vaivenes de la política y a las guerras del momento y, sobre todo, a las aspiraciones y delirios de grandeza que han marcado la historia de su familia generación tras generación. No obstante, su prometedora carrera militar se verá truncada por un fatídico cañonazo en la batalla de Pamplona en 1521.

Frustrado y abatido, decide recomenzar una nueva vida por dentro y por fuera, un camino espiritual que le llevará a recorrer a pie la vieja Europa, siendo Jerusalén, Barcelona, París y Roma sus principales escenarios. En este recorrido lleno de peligros y vicisitudes aprende a conocer a Dios y entenderse a sí mismo, pero también a otros tantos jóvenes que se unen a su proyecto para fundar juntos la Compañía de Jesús.

Es la vida de san Ignacio de Loyola: caballero, santo, escritor, jesuita, aventurero, amigo, diplomático, maestro, sacerdote y, sobre todo, peregrino. Quizás una de las figuras más destacadas del siglo XVI y uno de los santos más sugerentes de la Iglesia Católica, que aprendió a descubrir –a base de ensayo y error– cuál era la voluntad de Dios en su vida.

Porque necesitamos actualizar la vida de los santos. En un mundo en el que faltan grandes referentes, nos olvidamos que nuestra Iglesia y nuestra cultura poseen un magnífico catálogo de hombres y mujeres que fueron auténticos pioneros en su tiempo y cuyas vidas estuvieron marcadas por la aventura y por una profunda búsqueda de Dios.

Asimismo no es fácil encontrar biografías que sigan interpelando a todo el que se acerca. San Ignacio de Loyola vivió en el apasionante siglo XVI, sin embargo cinco siglos después su vida y su carisma siguen siendo relevantes para mucha gente. El modo de comprender la realidad de Ignacio –y por tanto de los jesuitas y de toda la familia ignaciana– se vuelve ahora más que nunca una oportunidad privilegiada para entender y adaptarse a un mundo que cambia demasiado rápido.

El éxito de este libro muestra la necesidad que tenemos las personas de historias bien contadas. Es una novela que no solo logra cuestionar al lector de cualquier edad, desde jóvenes a mayores, sino que tiende puentes con la realidad del siglo XXI. Su calidad narrativa hace que uno llegue a emocionarse y a empatizar con el propio personaje. Asimismo el estilo –como siempre en Olaizola– es tan ágil como accesible y no escatima energías en trasladar con elegancia al lector a la Europa del Renacimiento. Una novela imprescindible para los que comienzan y para los que siguen creciendo en la fe y en la espiritualidad ignaciana.

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Editorial

San Pablo

Año de publicación

2006 (edición de bolsillo, 2009)

Páginas

320

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