Se trata de un libro inspirado en distintos textos encontrados en el ordenador de Carlo Acutis por su madre, Antonia Salzano Acutis, y por Nicola Gori, postulador de su causa de canonización. A lo largo de sus páginas se traza un itinerario espiritual por diversos temas de la vida cristiana desde una perspectiva juvenil y profunda que trata de reconstruir las vivencias espirituales de este joven santo, así como la formación que recibía de las distintas fuentes en las que bebía.
«Vivió entre el 4 a.C y el 30 o 33 d.C, en tiempos de la Roma imperial, en la provincia de Judea. Era un hombre perfecto bajo todo punto de vista: de carácter fuerte y delicado, con una entrega absoluta, desprendido de cualquier deseo de posesión y dominio. Tenía una voluntad firme y resuelta de ayudar al prójimo y una dedicación total a la Gloria de Dios. Su amor era tierno y firme hacia su madre y de predilección por sus apóstoles y discípulos. A un uso riguroso y meticuloso del tiempo, sumaba una oración íntima, sublime, libre de ritualismos, en comunión con la naturaleza en todas las estaciones del año. Hablaba verdaderamente con espíritu y verdad, y valoraba la amistad incluso a riesgo de su propia vida. Respondía generosamente a las peticiones de ayuda, tanto de individuos como de multitudes. Ni un lecho donde reposar su cabeza, suyas todas las casas, la calle como realidad de encuentro, el lago como ocasión de palabras; gestos, intervenciones, el cenácylo como forja para la eucaristía, el huerto de los olivos para los momentos de agonía, el Calvario como prueba suprema de amor. Tres días en el sepulcro para adentrarse en las entrañaa del inframundo: Jerusalén y Galilea como estación de encuentros con su condición de resucitado. Jesús, el Cristo, el Nazareno, el acontecimiento único en la historia del universo». Pp. 120-121




