De generación en generación, desde el Antiguo Testamento, los creyentes han rezado y siguen rezando con los Salmos. El mismo Jesús conocía bien el salterio, y recurría a estas oraciones para contactar con su padre. La razón de la importancia de los salmos es la experiencia vital que está detrás de cada uno de ellos: son oraciones elevadas a Dios desde situaciones vitales concretas: la angustia, el miedo, la alegría, la confianza, el agradecimiento, la admiración… Con ese estilo característico que lleva ayudando a tantos creyentes desde hace ya muchos años, Dolores Aleixandre nos explica 25 salmos dándonos claves para poder apoyarnos en ellos en nuestra oración personal y comunitaria.
“Los Salmos han sido, desde hace más de 30 siglos, el camino privilegiado de oración de millones de hombres y mujeres creyentes y cuando nosotros los acogemos, entramos en el diálogo ya comenzado entre Dios e Israel y nos introducimos en la oración del mismo Jesús. Orar con los salmos es reconocer nuestra pertenencia y vinculación a la fe de las generaciones que nos han precedido”.