La sed es una experiencia cotidiana de nuestra vida. En ocasiones, se trata de una sed que va a ser saciada, en otras, nos pone delante de una situación incómoda e incluso dolorosa al no poder calmar ese ansia que sentimos en nuestro cuerpo. En la vida espiritual existe también la sed. Pero, a diferencia de la anteriormente vista, la sed de Dios nunca se calma del todo, sino que, en ocasiones se intensifica de un modo placentero a veces, pero, también doloroso en otras. José Tolentino Mendonça comienza esta serie de meditaciones sobre la sed enraizándolas precisamente en la sed del propio Jesús quien, cansado por el camino, al llegar a Samaría, se detuvo junto a un pozo. Pero este libro no solo habla de la sed de Jesús, sino que desde ella y en ella, nos lleva a la de la Samaritana y a la de tantas y tantas personas como han experimentado la sed y el deseo de Dios a lo largo de la historia. Por medio de un lenguaje sencillo, pero no por ello exento de citas de alto nivel, su autor va haciendo que encontremos también alusiones a nuestra propia sed y, que se despierten en nosotros los deseos, aparentemente antitéticos, de aumentarla y aliviarla.

La sed de Jesús es la sed de dar el agua viva, la sed de conceder a la Iglesia el don del agua viva. Para los creyentes, la sed de agua viva es una sed de profundizar en la fe, de penetrar en el misterio de Jesucristo; es la sed del Espíritu. Para Jesús, la sed es el deseo de comunicar a todos esos dones (p. 80).

Porque todos tenemos sed en este mundo. Y todos, de un modo u otro, buscamos calmarla en el Agua Viva que nos ofrece Cristo.

Editorial

Sal Terrae

Año de publicación

2018

Páginas

160

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