Carlos de Foucauld se convierte para nosotros en el hermano inacabado. Una historia que aún no ha culminado. La de un hermano universal que sigue ayudándonos a nosotros, hombres y mujeres de fe, a centrar nuestra vida en Cristo. El sueño y el deseo de hacer verdad la vida de Nazaret será para Carlos todo un reto. Perdido en el desierto, en una pequeña estancia, adora al Señor expuesto y acoge a todo el que pasa por su puerta. Tenemos que aprender de él: de su centralidad en Cristo, de su deseo de abandonarse en la pobreza para que solo Dios sea el auténtico protagonista, en una hospitalidad sencilla de brazos y corazón abierto, la relevancia de una misión que coloca toda su atención en el Evangelio. En este libro, encontrarás una primera parte más biográfica, donde la autora nos hace un recorrido por los hitos de la vida de Carlos. En una segunda parte, se centra en su espiritualidad. En lo que es fundante para él. Sus vivencias interiores que se proyecta como hermano universal. Su sueño de tener otros hermanos no se verá cumplido en su vida. Pero tenemos que reconocer que hoy, para nosotros, es un testimonio vivo de la intensidad de seguir a Cristo.
«Elijo este sitio abandonado y me establezco aquí, pidiendo a Jesús que bendiga este lugar donde quiero que mi vida tome como único ejemplo su vida de Nazaret. Que Él se digne, en su amor, convertirme, hacerme como ÉL me quiere, hacer que le ame con todo mi corazón». (p. 124-125)