Porque el papa Francisco sabe llegar a toda las personas, con una lenguaje ágil y accesible y con distintas imágenes es capaz de acercar al lector al arte del discernimiento de una forma amena y sugerente. Al fin y al cabo, es un intento de recuperar esta valiosa herramienta de la que se habla mucho –en ocasiones de forma equivocada– y que es imprescindible para la vida de la Iglesia y de todos los cristianos.
«El discernimiento es la lectura narrativa de los momentos hermosos y de los momentos oscuros, de los consuelos y de las desolaciones que experimentamos a lo largo de nuestra vida. En el discernimiento es el corazón quien nos habla de Dios, y nosotros debemos aprender a comprender su lenguaje. Preguntémonos, al final del día, por ejemplo: ¿qué ha sucedido hoy en mi corazón? Algunos piensan que hacer este examen de conciencia es hacer la contabilidad de los pecados que has cometido -cometemos muchos- pero también es preguntarse ‘¿qué ha sucedido dentro de mí, he experimentado alegría? ¿Qué me ha provocado la alegría? ¿Me he quedado triste? ¿Qué me ha provocado la tristeza?’. Y así aprender a discernir qué sucede dentro de nosotros».