Este libro, que recoge una serie de artículos publicados en la revista francesa Célébrer especializada en liturgia y sacramentos, pretende ser una guía para el “arte de celebrar”. No un arte inmóvil, definido para siempre, sino un arte que se aplique en cada comunidad viva. La calidad del arte de celebrar, como la de cualquier arte, reside en las proporciones, los ritmos, las relaciones convenientes, el modo como se enlazan entre sí los diversos elementos, los contrastes, etc. A tener en cuenta todo esto nos puede ayudar con mucha pedagogía y acierto esta obra.
“Estas reflexiones conciernen, en primer lugar, a cada uno de los actores principales de la celebración, sobre su modo de comportarse, de decir, de leer o de animar; pero también conciernen a la asamblea
¿Qué se le ofrece para ver? ¿Qué se le ofrece al oído? ¿Oye su voz la asamblea cuando canta o sólo la del que anima el canto, exageradamente ampliada por la megafonía? ¿Qué se le ofrece al olfato? Quizá no sea recomendable utilizar el incienso sistemáticamente. Pero, en la época de los desodorantes, ¡no se podría olvidar celebrar el olfato? ¿Qué se le ofrece al tacto? La materia con la que están hechas las hostias, ¿es tan consistente como para recordar que es pan? ¿Qué se les da para gustar? ¿Tiene la posibilidad de comulgar con la sangre de Cristo al gustar el vino?”