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 Birmania, 60 millones de habitantes y uno de los países del mundo que más sufrimiento soporta. Todos vimos la violencia inusitada con que el gobierno dictatorial reprimía, hace dos años, los deseos de mayor libertad expresados en las calles de su capital por los monjes budistas y la población civil. Este libro nos acerca a la problemática de este país.

La originalidad del libro está en el formato, se trata de un comic, y en el punto de vista: la visión que el autor adquiere al estar viviendo un año en la capital, Rangún, acompañando a su mujer, médico sin fronteras, en los distintos proyectos que la organización tiene en el país. De forma sencilla y gráfica, el autor nos va presentando su inserción en aquellas latitudes y la problemática real de la gente que allí vive: una vida marcada por la represión de la información y las libertades básicas, por la escasez de recursos básicos de alimentación, debido al recorte internacional, por la inmensa lacra de la droga y el sida, tolerada y fomentada a instancias del gobierno, impidiendo además que las ONGs puedan desarrollar su labor de asistencia a los más necesitados, etc.

 “Birmania es una de los mayores productores de opio del mundo. En ciertas regiones la heroína circula casi libremente. Muchos drogadictos y poca higiene. El virus del sida se propaga a toda velocidad. A eso hay que añadir el contagio ligado a la prostitución. Todos estos enfermos sólo son atendidos por instancias extranjeras. Los retroviriales se compran en Tailandia que fabrica genéricos. Con trámites aduaneros tan largos, no es raro ver a un médico hacer el viaje de ida y vuelta en un día para llenar sus maletas de medicamentos

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Editorial

Astiberri

Año de publicación

2008

Páginas

263

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