El virtuosismo del autor nos regala unas viñetas de trazo preciosista y perfeccionista, que refleja la formidable documentación que hay detrás de toda la historia. Es llamativo el uso que hace de los símbolos del nazismo. Los personajes están muy bien dibujados –en todos los sentidos– lo que nos permite asomarnos a sus peripecias vitales y a su interior (sus miedos, sus esperanzas, sus amores, sus fracasos o sus indecisiones) a lo largo de muchas páginas. Para terminar, la acción se interrumpe donde otros la comenzarían.
Berlín está considerada como una de las mejores novelas gráficas de todos los tiempos.