Definitivamente estamos en un año de elecciones, parece que no pasa una semana sin que alguien convoque a las urnas, así que nada, este año nos tocará depositar el voto en elecciones municipales, autonómicas y generales. ¿Quién da más?
Cuando leamos esto ya sabremos el resultado de las elecciones griegas, y ha sido a raíz de las noticias y rumores surgidos en toda Europa por la posible victoria de Syriza que me ha nacido la urgencia de escribir este post como adelanto a lo que aquí nos llega.
En tiempos de crisis, de dolor, de indignación, inestabilidad, de sálvese quien pueda, de a mí que no me toquen, de generosidad, de dudas, egoísmos, confusión, mentiras, pasión, yo ya tengo bastante con lo mío, de migrar, de verdades que duelen, fragilidad… en estos tiempos, es cuando más libertad necesitamos.
La palabra nunca fue inocente, pero en estos tiempos de elecciones, menos si cabe. Tenemos que buscar la libertad para llegar a las elecciones votando en plena conciencia, votando, aunque sea con la nariz tapada. Cada uno que se pregunte cuál es la mejor manera de hallar la libertad. Será leyendo, escuchando, debatiendo, buscando el silencio, preguntando o confirmando nuestros valores y creencias, porque los que no pueden decidir por nosotros son los mensajes del miedo ni de la rabia, que será de lo que llenen nuestras cabezas y nuestros corazones.
En una de las muchas entrevistas el todavía presidente Pepe Mújica, decía: «Es bueno vivir como se piensa, de lo contrario pensarás como vives». Esto es clave para la vida, para andar por las calles en el día a día, es clave para votar en conciencia y que nadie te quite tu libertad. Eso sí, hay que repetir una vez más, votar sólo es un instrumento más del que participar como ciudadanos, pero no el único, y puede que ni siquiera el más importante.