Siento si seguimos dándole vueltas a lo mismo, pero es que es tan profundamente serio lo que estamos viviendo que cuesta callar y volver la mirada, aunque la tentación sea querer estar ya hoy en Albanta, huir de país o de planeta.

Días atrás un amigo me regaló una canción de Aute que desconocía, Albanta. «Yo sé que allí, allí donde tú dices, no existen hombres que mandan, porque no existen fantasmas, y amar es la flor más perfecta que crece en tu jardín en Albanta». Y hoy pensaba que ahí, ahí donde yo como cristiana sueño, ese país quiero construir, pero no huir. Aquel mismo día una amiga me regaló una de las oraciones de Pedro Casaldáliga: «Es tarde, pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer futuro. Es tarde, pero somos nosotros esta hora tardía».

Y es ahí donde quiero llegar, más allá de la presunción de inocencia o de la críticas a políticos, duques o nuestro vecino de al lado, sin olvidarnos de nosotros mismos, que puede que sea el mejor lugar para empezar. Es aquí y ahora donde tenemos que decidir y construir como cristianos. No es hora de desconfiar de todo, de agarrarnos al comportamiento de otros para justificar nuestra dejadez, es aquí y ahora, donde tenemos que construir y dar una señal distinta. Y sigue Pedro: «Es tarde, pero es madrugada si insistimos un poco». La tentación es huir, pero la llamada valiente es ayudar a construir Albanta o aquel país donde tú dices.

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