Gregorio Fernández es un ejemplo de artista creyente que buscaba plasmar en su arte la fe en la que creía. Así lo vemos en sus imágenes de Cristo Crucificado, Yacente y también en las de la Virgen Dolorosa, como es este caso de la Piedad (1625), perteneciente a la cofradía del mismo nombre, que se venera en la iglesia de San Martín de Valladolid.
La Piedad o la Sexta Angustia de la Virgen María representa a la Virgen acogiendo en su regazo el cuerpo de su hijo Jesús muerto. A simple vista, desde una óptica formal, puede parecer un paso sencillo, sin apenas personajes o detalles decorativos. Pero, sin embargo, en su interior cuenta con un alma muy grande, que emociona. En este conjunto escultórico podemos realizar una contemplación de la muerte de Cristo y del papel de María. Este tipo de escena se convierte en una de las representaciones más emblemáticas de la iconografía cristiana, aun cuando no aparece ni en los Evangelios, ni en los textos apócrifos, pareciendo ser una aportación de los escritos de los siglos XIII y XIV.
En su conjunto es una imagen dura y tierna a la vez, con un mensaje que no nos es indiferente seamos padres o no. Ese gesto donde la Virgen acoge sobre su regazo a su Hijo nos recuerda que en la vida todos necesitamos abrazar y aferrarnos a aquellos a los que más queremos, sean nuestros hijos, nuestros padres o nuestros amigos, sobre todo en los momentos de mayor sufrimiento.
Aquí la Virgen se presenta en la actitud de mirar hacia el cielo, con los brazos abiertos, como si estuviera buscando explicaciones o respuestas. Nos hace sentir compasión por ella. ¿Pero acaso nosotros no actuamos de esa manera, en situaciones de angustia o estrés? Puede que esa actitud se exagere al representarse en una escultura, pero se trata de algo real, de un sentimiento y una sensación verdadera. En muchas ocasiones, se ha considerado al Barroco como un período exagerado. Pero, en verdad la vida a veces es exagerada, aunque no nos demos cuenta. A veces, tenemos que ver una imagen para darnos cuenta de cómo somos en situaciones extremas.
Este paso tiene mucho que ver con la situación en la que nos encontramos hoy, en medio de esta pandemia. Vemos cómo la vida se nos escapa de las manos, y sufrimos. Nos refugiamos en nosotros mismos, e intentamos abrazarnos a quienes queremos, aunque, hoy por hoy, esto sea imposible y nos haga recordar con nostalgia todo aquello que tuvimos antes de la pandemia.
¿Y que deberíamos sacar de todo esto? Que nunca debemos olvidar que Dios siempre está con nosotros, ayudándonos a sostener ese cuerpo que esta sobre nuestro regazo, secándonos las lágrimas y dándonos aliento y esperanza.
Imagen: La Piedad, de Gregorio Fernández (Valladolid)