Hace pocos días cayó un meteorito en Rusia, causando cientos de heridos y muchos destrozos materiales. La NASA está estudiando también al asteroide 2012DA14, que en su próxima vuelta podría chocar contra la Tierra. Como si no tuviéramos suficientes problemas en nuestro mundo como para estar también preocupados de qué objetos espaciales puedan colisionar con nuestro planeta. Parece que el ser humano, capaz de crear armas nucleares idóneas para destruir la Tierra muchas veces, será capaz de lidiar con este tipo de amenazas, aunque para ello haga falta trabajar unidos todos los que habitamos este planeta.
También a veces nos pasa en la vida que nos llegan amenazas “desde fuera”, meteoritos en forma de noticias inesperadas, decepciones, fracasos o pérdidas que chocan con nuestra existencia. Ya sea a nivel personal, en el trabajo, la familia, la pareja u otras relaciones estos asteroides pueden amenazar nuestra estabilidad y pueden hacernos perder la órbita de nuestra existencia.
No podemos evitar que estos meteoritos nos impacten, pero sí podemos tratar de que el golpe no nos destruya. Para ello nos ayuda estar enraizados en lo esencial, en las certezas hondas que son indestructibles, las esperanzas que hacen que merezca la pena vivir a pesar de los golpes. Y por supuesto, contar con personas que nos ayudan a amortiguar los golpes y nos cuidan, que son sacramento de Aquel que nos sostiene y da vida.