En una sociedad de tendencia individualista y competitiva, como la nuestra, es difícil conciliar pares como motivación-esfuerzo, o gratuidad-mérito. Sin embargo, si sabemos enfocar con «mirada limpia» las cosas, podremos ver en realidad todo es don y todo es tarea de forma simultánea.
 
En sentido de que está en nuestra mano considerar esta decisión vital: o bien recibir el mundo como un regalo, lo cual nos mueve a querer desenvolverlo con ilusión, o bien recibirlo como una pesada tarea que nos desborda, y que nos hace exigir de más a los demás:
– Es que tengo envidia de la beca que te dieron en Yale por 27 años.
– Es que ganas más dinero y placer que yo.
– Es que mi perro es más bonito que tu gato.
 
Así, una «mirada mundana» puede obstaculizar nuestra felicidad. Por ejemplo, eclipsando cosas como las siguientes:
– El hecho de que el Creador haya repartido los talentos humanos de forma irregular, aunque diversa y creativa.
– Que todos/as seamos iguales y a la vez diferentes.
– Que a quien mucho se le ha dado mucho se le pedirá.
– Que es mejor ser responsable que pasar sin pena ni gloria.
– Que no todo camino aquí abajo lleva a la satisfacción y realización personales, hay «trampas» que pueden distraernos del camino fundamental.
 
En la interpretación tenemos la clave: ¿vida como pura gracia o como peso insoportable? Su yugo es llevadero, y su carga ligera.
 

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PastoralSJ
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