El anuncio de Campofrío de este año habla sin tapujos de la muerte. Esta aparece con la cara de Quique San Francisco (o Quique San Francisco con el traje de la Muerte), pasea con naturalidad, hablando con aquellos que se habían olvidado de su presencia. Una especie de tragicomedia barroca que hace un año a muchos les hubiera parecido de mal gusto, o hiriente para nuestra sensibilidad, pero que la realidad ha hecho que ahora la veamos con «nueva normalidad».
Hay un momento del anuncio en el que la Muerte se encuentra con María Galiana, dándose un curioso diálogo:
– «¿Usted puede verme?» pregunta la Muerte.
– «Sí claro, y no me da ningún miedo, porque he vivido siempre como he querido», responde María.

Esta respuesta me hace pensar. Puesto que, ese «vivir como he querido», puede entenderse desde dos perspectivas muy diversas. Una de ellas, sería el tan citado carpe diem, que, traducido a nuestro tiempo sería algo así como «no te pierdas nada». Es decir, pruébalo todo, haz todo lo que puedas, no te comprometas demasiado con nada, siente, vive, experimenta, no aceptes reglas, vive el momento…

La segunda de estas maneras iría más en la línea del que entiende el verbo querer como sinónimo del verbo amar. Y esta, nos lleva a entender ese vivir como uno quiere, desde las opciones radicales de la vida, aquellas que nacen de un amor profundo a Dios, a la humanidad y a uno mismo. Aquellas que a veces te impiden vivir el momento, porque en él no hay sitio para los otros y para Dios. Aquellas que implican algo de sufrimiento, porque quien ama, tiene que estar dispuesto a sufrir (y si no, que le pregunten a una madre). Aquellas que limitan en lo inmediato, pero que abren hacia la inmensidad en el aquí y ahora y en el Más Allá. Aquellas que nos acercan más al plan que Dios tiene para nuestra vida y para este mundo.

En un momento de los Ejercicios Espirituales, san Ignacio nos propone imaginarnos que llega la hora de nuestra muerte, y preguntarnos si estaríamos contentos con las opciones que hemos tomado, o, si se prefiere, si hemos vivido como hemos querido. Siempre dejamos para mañana esta pregunta, o ese deseo de transformar nuestra vida desde el amor. Pero ¿qué pasaría si comenzáramos desde hoy a vivir como queremos?

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