Dependiendo de la cultura, cuando llega el cumpleaños de una persona la fiesta se celebra o por invitación del cumpleañero o convidando a la persona cuya vida celebramos.

Como todo lo que se refiere a culturas, no hay opción correcta. Celebrar un cumpleaños es siempre razón de alegría, razón para la fiesta. Es agradecer la VIDA vivida. Es invitar y ser invitado, porque así es Dios también con nosotros.

El 14 de noviembre recordamos el nacimiento de Pedro Arrupe SJ. En 1980 él quiso celebrar su cumpleaños invitando a la mesa del Reino a aquellas personas que habían sido forzadas a abandonar sus casas, sin saber que esa invitación se extendería, 43 años más tarde, a 58 países y a hasta 1,5 millones de personas en el último año. Una invitación que no habría sido posible sin haber sentido el regalo y la gracia de Dios en su vida y sin haberse sentido invitado a ser hombre para los demás.

Que la vida de Pedro Arrupe, que hoy celebramos, nos siga invitando a seguir a Dios en las fronteras de nuestros mundos y a buscar al hermano para invitarle al convite de la Vida.

 

Te puede interesar

PastoralSJ
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.