No hace falta que seas cura, monja o seminarista. Si te reconoces públicamente como cristiano seguro que te ha tocado más de una vez enfrentarte a preguntas de todo tipo: escépticas, hirientes, curiosas, algunas con sincero interés y deseo de profundizar… Si por algo reconoces que cada vez más los católicos somos contraculturales, gente exótica que ya no forma parte de ‘lo normal’ o, mejor dicho, de lo que es frecuente.

Pero especialmente los que hemos adquirido un compromiso de vida estamos expuestos a preguntas de todo tipo sobre nuestra vida diaria, nuestros hábitos, pensamientos… incluso sobre nuestra intimidad. De hecho, hemos convertido esto en una forma de hacer pastoral, de mostrarnos cercanos y acercar nuestro estilo de vida a otros, dando ‘testimonio’. Muy poco después de entrar en la Compañía mis compañeros y yo ya nos vimos frente a una clase de Secundaria que nos preguntaban sin ningún tipo de filtro. Y en estos pocos años que llevo de jesuita no ha faltado cada poco una cita de este tipo. Te sitúas ante un auditorio en gran parte completamente desconocido y te dejas preguntar cualquier cosa que se le cruce a los que tienes enfrente.

Y, aunque no lo parezca, no es tan terrible hacerlo. Incluso me ayuda a encontrar palabras para explicar realidades de mi día a día que me son cotidianas y conocidas pero que están lejos del día a día de la mayoría de las personas. Puede resultar incómodo o cansarte de explicar siempre lo mismo y responder las mismas preguntas sobre los mismos temas (sobre todo el celibato), pero a la vez reconocemos que ayuda a otros y nos ayuda a nosotros mismos a explicarnos y conocernos mejor.

Quizás esta sea una de las razones por las que el Papa Francisco ha decidido ponerse frente a Jordi Évole, El Follonero, y responder sus preguntas. Porque siente que, aunque muy probablemente las preguntas no sean amables, e incluso le conduzcan a temas espinosos, de vez en cuando hay que hacer el ejercicio de dialogar con el que está en las antípodas, satisfacer su curiosidad, aunque no sea sana, si de ese modo las palabras del Papa llegan a quién habitualmente no las escucharía. Puede que muchos de los que esta noche vean la entrevista sea para poder criticarla (en un sentido u otro) o por simple morbo. Puede que Jordi Évole solo quiera rascar números en la guerra de las audiencias. O tal vez haya verdadero encuentro. Sea como sea, exponerse puede ser un valioso y eficaz medio para anunciar la labor de la Iglesia, para anunciar a Jesús y el Evangelio, también entre aquellos que no quieren recibir ese tipo de anuncios.

Te puede interesar

No se encontraron resultados

La página solicitada no pudo encontrarse. Trate de perfeccionar su búsqueda o utilice la navegación para localizar la entrada.

PastoralSJ
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.