Este discurso de José Sacristán al recibir el Premio Nacional de Cinematografía tiene algo especial. Tiene pasión. La pasión de quien se siente feliz con lo que hace –que no quiere decir que sea fácil–. Y ha encontrado palabras: juego, ficción «se lo han creído», palabras propias para contarlo.
Hay algo hermoso en ese arco temporal que va desde la mirada del niño a la del anciano que, mirando atrás, descubre que lo esencial siempre ha estado ahí.
Ojalá todos pudiéramos descubrir nuestra pasión, ponerle palabras y hacerla historia de una vida.