El otro día se estrenó una película inspirada por la carta encíclica Laudato Si’. The Letter describe hechos preocupantes de nuestro mundo. Habla de las migraciones, de los campos de refugiados, de la subida del nivel de los océanos, de inundaciones e incendios, de la deforestación y el calentamiento de los mares con la consecuente pérdida de biodiversidad… La película muestra una cantidad de elementos que podrían hacernos caer en la desidia y la desesperanza. Pero no deja de mostrar una cara más positiva y el reto del espectador es verla con más fuerza.
En The Letter se explica que Laudato Si’ es una carta escrita a cada uno de los habitantes de esta Casa Común, cosa se refleja con la carta que reciben cinco personas de distintos continentes con una invitación del Papa para reunirse en el Vaticano. Estas personas representarán voces que Laudato Si’ invita a escuchar, la voz de «los líderes más relevantes». La voz de los pueblos indígenas, que interpretan la petición de ayuda de la Tierra. La voz de los científicos, que revelan la pérdida de biodiversidad a través de los datos que recopilan. La voz de los pobres, que son quienes más sufren las consecuencias de la crisis climática teniendo migrar. La voz de los jóvenes, que ven la destrucción de un mundo del que otras generaciones se han beneficiado.
La película muestra cómo se han juntado esas cinco voces provenientes de contextos aparentemente inconexos. Pero esas voces han relatado sus historias, han compartido miedos y preocupaciones, se han animado, han expresado la impotencia que sienten ante la inmensidad de los retos que deben afrontar. Han llorado, han hablado de su enfado y se han consolado. Ese grupo de extraños se han podido reconocer como una familia en la que todos sus miembros comparten los mismos desafíos y los mismos sueños.
Esa es la esperanza que desvela la película y que nos ayuda a encontrar razones para el optimismo. Quien experimenta esa esperanza intuye la llamada a una comunión más profunda entre los seres humanos y con el Mundo, y en ese vínculo se encuentra la alabanza que expresaba Francisco de Asís en el Cántico de las Criaturas: Laudato si’.