He visto dos noticias casi seguidas que me han hecho estremecer. Una, seguro que ya la conocéis, sobre la subasta de esclavos en Libia (el vídeo de la CNN es estremecedor).
La otra, sobre unas enfermeras en Estados Unidos que dejan morir a un anciano por no tomarse en serio sus peticiones de auxilio, con una indiferencia que roza el verdadero sadismo.
Y ante esas noticias, me brotan muchos sentimientos contradictorios. El primero, ¿qué le pasa a la gente? ¿Qué ocurre para que tantas personas, en situaciones muy distintas, se vuelvan indiferentes a la humanidad de los otros? ¿Qué lleva a la gente no solo a ignorar, sino a provocar el sufrimiento ajeno? ¿Es el dinero? ¿La comodidad? ¿El hastío? ¿La amargura? ¿Qué está pasando para volver tan inhumana a una porción enorme de la humanidad?
Lo segundo, la tragedia de un mundo en el que solo parece verdad lo que cuenta una cámara. Solo porque la CNN consiguió grabar la subasta parece que los gobiernos africanos pueden reaccionar. Solo porque la familia de James Dempsey había instalado una cámara su muerte ha sacudido conciencias y –ojalá- estructuras. Pero, ¿no hay demasiadas cosas que sabemos que ocurren sin necesidad de grabación? Y ¿qué otros horrores estarán ocultos?
Por último, la inmediatez de estas noticias. ¿Ocurrirá con esta esclavitud vinculada a la inmigración lo mismo que con el niño Aylan? ¿Llenará durante unos días titulares y páginas, para después ser olvidada en la conciencia común? ¿Quién sigue después las noticias? ¿Quién las convierte en causas por las que luchar hasta la extenuación? ¿Quién pelea para que no caigan en el olvido?
Creo que ahí todos tenemos nuestra porción de responsabilidad y obligación. La prensa, para no vivir solo a golpe de estallidos virales. La sociedad –y nosotros en ella- para no ser consumidores de tragedias con más sentimiento que memoria. Los políticos, porque son quienes controlan las estructuras, legislación internacional, posibilidad de exigencias y sanciones. La sociedad civil, priorizando las causas más importantes sobre otras que a veces son puros fuegos de artificio social. Los creyentes, porque si nuestra fe es verdadera, tenemos que encontrar caminos para romper con esas situaciones de pecado…
¿Tendría razón Hobbes, al sostener que el hombre es un lobo para el hombre? Me cuesta aceptarlo, pero a veces…