Si por algo clamamos en nuestra generación, esa que bordea los 30, es por conseguir la independencia. Es el sueño imposible que acariciamos, y que viendo como no llega, vamos cubriendo con pequeños logros low cost. Ese viaje que tanto queríamos, el último gagdet, una suscripción premium... pequeñas cosas que van ayudándonos en la fantasía de ser independientes, de poder conseguir por uno mismo lo que vamos queriendo. Los más avanzados ya han conseguido incluso coche o moto propios, otros se conforman con alquilarlos según necesidad y en el trayecto imaginarse que ya lo han conseguido. Casi ninguno ha llegado a la meta, la casa propia. Pero con alojamientos turísticos y alquileres también podemos un día fantasear con que al fin conseguimos la hipoteca.
La independencia significa libertad y futuro. Sobre todo futuro. Quizás por eso la decisión del príncipe Harry y Meghan Markle de apartarse de la familia real inglesa es tan llamativa. Con la vida “resuelta” y sin embargo deciden apartarse, decidiendo por ellos mismos en lugar de dejar que les resuelvan la agenda y los compromisos. El cuento de princesas que todos soñamos se les ha hecho un poco asfixiante.
De niños soñamos con una vida así. En palacios, rodeados de asistentes, sin preocupación por el dinero o la agenda. Sin embargo, conforme crecemos y nos hacemos conscientes muchas veces vamos desechando ese tipo de vida, sabiendo que está cargada de peajes que hacen que de independiente tenga poco. Disney no es fiel a la vida de una familia real, tampoco de la Familia Real.
O quizás lo que pase es que la independencia no depende totalmente de tener los gastos corrientes resueltos con suficiente margen para algún capricho de cuando en cuando y no tener que trabajar duramente. Hay cuestiones más de fondo que nos hacen sentir atados, que nos recordarán que aunque lleguemos a la meta de lo que ahora buscamos, seguirán estando ahí, sujetándonos. Familia, salud, un trabajo poco motivador, preocupaciones de todo tipo… Ser independiente pasa también por conocer los propios peajes, los que la vida nos va colocando delante. Y por superarlos con la satisfacción del propio esfuerzo invertido, de ir recorriendo camino junto a los que quieres, libre de ir encasillándolo todo en una cuenta vital de pérdidas y ganancias, sin tener que hacer contabilidad con tu vida.
Puede que a los duques de Sussex el palacio se les quede pequeño, o puede que prefieran sentir la libertad de tomar sus propias sus decisiones, sin jugar al juego que te va marcando tu entorno, tus condiciones.
La próxima vez que maldigas tu suerte o que sientas que la envidia hacia aquellos que lo tienen todo resuelto te sobrevuela, recuerda que la vida perfecta es un entretenimiento para niños, en definitiva, un escape de la imaginación.