El otro día, mi hija me preguntó qué era una ciclogénesis explosiva, lo que viene siendo un temporal de otoño de toda la vida. El nombre queda mejor y da más noticias, es como el Black Friday de los temporales. Esa explicación de cambios de presiones, vientos que mueven hasta los cimientos de las casas y esa duda de saber si será mejor llevar paraguas o asumir que te vas a mojar, se me pareció mucho a cuando descubres a Dios en tu vida.

Tus prioridades cambian y, al igual que esos vientos racheados, a ti también se te remueven los cimientos, necesitas cambiar el centro. Es como si de repente, el corazón se convirtiera en un punto de baja presión, y Dios se convirtiera en esos vientos racheados que transforman tu vida a su paso.

En ese momento te das cuenta de que algo te mueve a salir de ti mismo, salir al mundo y vivir sabiendo que cuando se trata de Dios es mejor dejar el paraguas en casa y asumir que te vas a mojar.

 

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