A los jóvenes de la periferia de la Iglesia les aleja de ella algunas de sus respuestas morales que consideran anticuadas. Las temáticas son sabidas: homosexualidad, sexo, aborto, pederastia, pornografía o el papel de la mujer en la Iglesia. No por recurrentes dejan de alejarles de la Iglesia. El papa Francisco, en el documental Amén –dirigido por Jordi Évole y Màrius Sánchez–, se abre a sus preguntas, sin tapujos, y trata de responderles desde la humanidad que emana del Evangelio, eso sí… sin saltarse la doctrina vigente. Pero con respeto por ambas partes.

Estamos hartos de escuchar a muchos pastoralistas «es que no llegamos a los jóvenes». Y el Papa, a sus 86 años, consigue acceder a este grupo heterogéneo de diez jóvenes de entre 20 y 25 años que procede de países como Senegal, Argentina, Ecuador, España, EE.UU. o India, entre otros, «gente de la periferia de la Iglesia, poco afín, pero con inquietudes», y también algún creyente practicante. En habla hispana, son capaces, desde sus heridas, de poner sobre la mesa muchos temas como los citados y otros: migraciones, bullying, soledad, esclavitudes modernas, feminismo o la pérdida de fe de los ex religiosos.

En el plantel predominan las mujeres. Hablan desde el corazón, sin acritud. Y el Papa responde como es, sincero, empático y sobre todo auténtico, porque ahí sabemos que radica su credibilidad.

En un escenario cuidado, los primeros planos y planos detalle ayudan a potenciar las expresiones de emoción de los congregados. Como cuando el joven español, Juan Cuatrecasas, le pregunta al Papa por la tibia respuesta que la Iglesia le ha dado como víctima de abusos en el seno de una institución eclesial.

La luz y el cuidado sonido, los detalles que humanizan al Papa, como su cojera, o su sentido del humor, logran estrechar a dos generaciones que a veces parecen tan distantes pero que en la humanidad se encuentran.

Se echa en falta alguna pregunta más profunda del sentido de la vida, la espiritualidad o las creencias de estos jóvenes, algunos de los cuales se manifiestan ateos, agnósticos o de otras confesiones no católicas (musulmán, evangélico). Alguna respuesta no encuentra el eco que esperan las jóvenes, como la referente a la mujer en la Iglesia. Y el título no se ajusta al contenido, porque el Papa no contesta con «así sea»; a los jóvenes no les vale ese tipo de respuesta.

Un documental que seguro que atrae al público para el que se ha creado: jóvenes de la periferia de la Iglesia. Y que se estrena en una plataforma digital (Disney+) hoy mismo. El Papa no da puntada sin hilo y sale del Vaticano para acudir a las periferias. Seguro que hay jóvenes que tras visionarlo desmitifican su imagen de una Iglesia a la que consideran arcaica y moralista, a veces por puro desconocimiento. Bienvenido sea.

 

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