Quisiera felicitarlas este día.
Quisiera en verdad decirles que hoy, solo hay que celebrar y celebrarlas.
Quisiera decirles que el mundo es un lugar que las acoge. Un lugar seguro para ustedes. Un lugar que valora sus aportaciones y que las espera con ansia para que se sigan integrando en él y sigan haciéndolo un lugar mejor.
Por ahora, no veo posible decirles eso.
Toca más bien ofrecerles una disculpa.
Una disculpa por no haber hecho lo suficiente para percatarme de la situación y tratar de remediarla. Una disculpa por todas las veces que consideré que era un problema que no era de mi incumbencia. Todas las veces que pensé que no se trataba de mí. Las veces que pensé que el cambio lo debían hacer otros y que asumí que otros le darían solución.
Una disculpa por todas las veces que la normalización se instaló y consideré que “así eran las cosas”. Por considerar que, con que yo hiciera lo que me tocara, en lo personal y bajo mi criterio, era suficiente.
Una disculpa por la demora en limpiar la visión, cuestionar lo aprendido y sacudir los prejuicios.
Por ahora, no puedo felicitarlas…
Lo que sí puedo hacer es decirles «¡Ánimo!»
Puedo decirles que no están solas. Que caminamos juntos. Que he ido despertando y quitándome las legañas para poder ver, poco a poco, de una manera más clara. Decirles que, si bien son tiempo peligrosos y complejos, son también tiempos emocionantes y esperanzadores. Tiempos de posibilidades y de imaginar una mejor sociedad que iremos construyendo juntos.
El péndulo ha comenzado a girar. Romperá algunos de los hilos que lo mantenían en un extremo. Golpeará estructuras que le impidan su movimiento. Causará incomodidad el verlo moverse tan libremente. Tocará los extremos en ese movimiento oscilante y liberador y finalmente, en algún momento, se detendrá en un lugar diferente del que está ahora. Tengo la esperanza de qué con la toma de conciencia y el trabajo de todos, logremos que ese nuevo lugar en donde se detenga ese péndulo sea un lugar de concordia y de convivencia, de escucha y apertura. Sin cuotas obligatorias, sin burlas, sin exclusiones, sin justificaciones ideológicas de supremacías u opresiones.
Un lugar en donde todos como sociedad interdependiente podamos celebrar todos los días.