“Únicamente por tu amor, y sólo por tu amor, perdonarán los pobres el pan que les des” (San Vicente de Paúl)
Conocí los albergues Paúles en los Estados Unidos en su trabajo por el sinhogarismo de las personas que viven en la calle de las grandes ciudades, muy bien acogidos teniendo en cuenta, el asistencialismo que suelen rezumar las iniciativas sociales de algunos estados americanos del norte, bastante lejos de pretender cambios estructurales en mi opinión.
Y no es algo nuevo, podemos encontrar muchos escritos de la época (s. XVII en Europa) donde las iniciativas de Vicente fueron muy bien acogidas por la débil estructura social de la época. En aquel tiempo, el dar techo o un plato de sopa era un acto casi revolucionario, aunque el santo pretendió llegar más allá proponiendo un nuevo paradigma en la visión de la pobreza, muy en la línea que los teólogos de liberación apuntaron más tarde (Ellacuria y Sobrino hablaron de “centrar” a los pobres en el foco de la actuación) aunque con algún matiz.
Si observamos la cita, vemos que incorpora el concepto de amor transformador, es decir, solo el amor puede paliar la enorme injusticia de una “ayuda” vertical en convivencia con un poder que genera pobreza. Desde esta visión, dar un pan a un pobre, en sí mismo, no es un acto de justicia, más bien es un parche que generalmente encierra propósitos instrumentales, por lo cual, lo único que puede revertir la existencia de la pobreza es el amor, quizás el único de los motores con continuidad para la subversión de nuestro actual sistema de clases.
Acudía al inicio del curso, enfrascado en las nuevas asignaturas que debía preparar, el nuevo alumnado, las necesidades de infraestructura… cuando un compa me regaló la carga de profundidad del santo francés en forma de texto, vinculándose en mi cabeza gratitud, libertad amor y subversión, todo ello en el mismo acto educativo.
