Me sorprenden los jóvenes y adultos que parecen no estar enterados de que hay un mundo interior que les habita. Es decir, no saben que el motor de sus actos, lo que los mueve, está dentro de ellos y son sus sentimientos, pensamientos, sensaciones y emociones.
Debes saber que dentro de nosotros fluyen pensamientos y sentimientos sin nuestro consentimiento, sin que seamos del todo conscientes a veces. No aparecen porque los llamemos y no se van simplemente porque les digamos que se retiren. Simplemente aparecen sin pedirnos permiso. Si los aceptamos, sin avergonzarnos, podremos examinarlos y conocerlos para después tomar alguna determinación sobre qué hacer con ellos. Cuando conocemos nuestro propio mundo interior adquirimos mayor conocimiento de nuestras capacidades y limitaciones. Y cuando esto ocurre, logramos mayor destreza para elegir qué hacer y cómo proceder en un determinado momento. Muchos jóvenes, sobre todo, temen conocer su mundo interior y por ello no llegan a ser libres interiormente para elegir bien. Viven y actúan guiados por sentimientos que no conocen, por pensamientos que no examinan y a merced de un mundo interior desconocido que les domina. ¡Conócete a ti mismo! 1) comienza por aceptar lo que estás sintiendo; 2) busca una palabra para identificar lo que estás experimentando, por ejemplo, celos, envidia, miedo, tristeza…; 3) pregúntate: ¿hacia dónde me conducen?
Si puedes conocer lo que estás experimentando interiormente dejarás de actuar por impulsos, que te lleva a elegir y proceder mal. Si realmente aprendemos a conocer nuestros propios sentimientos y pensamientos sin negarlos o reprimirlos, somos interiormente libres para elegir y proceder bien. La paz interior que deseamos y la plenitud que añoramos, comienzan cuando tomamos en serio nuestro mundo interior y vigilamos las puertas de nuestros sentidos.