Para que haya vendedores de humo tiene que haber compradores. Es decir, gente que se deja engatusar, seducir, engañar por mentiras, medias verdades, palabras vacías, o bienes que no aportan nada. Este cortometraje nos invita a pensar en cuántas de las realidades en las que empeñamos esfuerzo, tiempo y anhelos pueden ser en realidad mentira o apariencia. Cuántas metas que no conducen a ningún sitio. Cuánto tiempo perdido en batallas que no llevan a ningún sitio. Y tú, ¿también compras humo?