Tengo el corazón de mudanza… Llevo una temporada intentando poner orden en mi vida. Alguien me dijo una vez que esto es como colocar estanterías: quitas unos libros que ya no utilizas (bendita la hora en que fueron de utilidad), que no aportan, y dejas espacio para otros. Y en esas estoy, mientras me doy cuenta de lo vacíos que suenan algunos espacios cuando no estás. Ven, y ayúdame a poner un poco de orden, a fijar las prioridades y ocupar los espacios de silencio que más que incómodos, son dolorosos, y dan frío…

Ven, porque a veces la tristeza se instala en casa, y no quiero acostumbrarme a su presencia. Me he dado cuenta de que cuando no te dejo sitio, toda mi conversación conmigo se centra en mis neuras… y pierdo la perspectiva de lo que pasa alrededor… Y no escucho nada más que mi ruido o mi silencio, que disfrazo del tuyo. Ven, que necesito que me recuerdes cuáles son los argumentos que me mantienen viva, la razón primera, lo que me mueve cada día y aquello para lo que estoy hecha. Recuérdame quién soy para que pueda volver a mirarme en el espejo. Y reconocerme.

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