Que no te engañen las palabras. Rebeldía es otra cosa. El evangelio es otra cosa. Y desde luego, lo que celebramos en Navidad también. No es el cumpleaños de un influencer resultón, estiloso y que seduce con su voz y un mensaje agradable. Ojo. Que la campaña publicitaria me parece fantástica. Y el tratamiento respetuoso, creativo y sugerente. Y sin duda, para el nivel actual, esos mensajes aportan bastante más que la media. Mi prevención es que se quedan muy por debajo de lo que de verdad celebramos… «¿Tú qué quieres celebrar, una fecha, una tradición, o una forma de nacer y de vivir?» pregunta este personaje. Y claro, así puesto, parece que caería de cajón esto último. El problema que yo veo es que lo que celebramos desde la fe es mucho más que una fecha, que una tradición y que una forma de nacer y de vivir (por mucho que incluya palabras de amor, rebeldía contra el poder establecido o contradicciones y diálogos con todo el mundo). Lo que echo de menos en esta mirada es trascendencia. Lo que celebramos no es un estilo de vida, sino la presencia de Dios haciéndose parte de la historia para sanar (salvar) lo que está herido por un mal uso de la libertad. Lo que celebramos es que Dios elige revelarse, y lo hace, sí, con una forma de vida sorprendente, marginal, vulnerable. Lo que celebramos es que ese niño se va a convertir en espejo en el que mirarnos y descubrirnos como hijos amados de Dios, pero también en el que intuir quién y cómo es ese Dios. Y más aún, una rebeldía que no es pose anti-sistema, sino verdadera contradicción, y derrota que no tiene la última palabra. La muerte que, sin embargo, será vencida por la Resurrección (y todo ello ya prefigurado en un pesebre para quien no tiene sitio en la posada).

He tenido una animada discusión con un grupo de amigos en torno a este anuncio. ¿Es buena cosa que se utilice la Navidad así publicitariamente? ¿Esto acerca a Jesús a gente joven que quizás no lo conoce? ¿O es, en cambio, un uso resultón pero engañoso? Yo creo que ya he dejado clara mi opinión en los párrafos anteriores. Seguro que, con todo, hay matices. Y tú, ¿qué opinas?

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