Alguna vez te lo habrás dicho a ti mismo: «soy el mejor». Y es verdad que hay momentos en los que damos lo mejor de nosotros mismos, nos entregamos a fondo y nos sentimos plenamente satisfechos. Y es bueno reconocer lo bueno que tenemos en nosotros. Pero una cosa es reconocer los dones que hay en ti –dones, esto es, tú solo los has recibido, no lo olvides– y otra muy distinta es creer que eres dueño de lo bueno que hay en ti y te ha sido dado para tu disfrute personal.

A veces pensamos que como se nos da bien, podemos con todo nosotros solos, es algo solo para nosotros. Algo así parece que le está pasando a Cristiano Ronaldo, y está tan convencido de lo bueno que es que no le importa decirlo en voz bien alta, en una entrevista de la prensa. «Soy el mejor jugador de la historia», dijo el jugador a la prensa. Y para que no quedaran dudas, afirmó que «no hay otro jugador» como él. Quizás pensó: «¿por qué no decirlo, si mis resultados son fantásticos y tengo cinco balones de oro, he ganado todo lo posible…?»

A lo mejor a ti te pasa, como a tantos, que no estás tan seguro como Ronaldo, y eres de los que no pondrías en tu bio de Twitter: «soy el mejor en lo mío, no hay nadie como yo». Porque sabes que no siempre eres el mejor, que también hay partes de ti a las que les puede la pereza, el «tampoco merece la pena tanto esfuerzo», cosas que no sabes hacer, en las que otros te superan… Y también sabes que eso no te paraliza. No ser el mejor ya, ahora, no es un problema porque esa es la meta. Es un punto de llegada, así que si ya has llegado a él ¿qué te queda? Saber que no somos los mejores, implica que seguimos en la tarea de mejorar, y ese es un camino apasionante en el que no hay que tener mucha prisa. Disfrutar de cada paso dado, cada bache superado y cada momento de éxito es una tarea que no se agota, que es para cada día.

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