Seguro que los escépticos del siglo vigente creerán imposible que las nuevas plataformas que se abren en nuestros ordenadores sirvan para cambiar el mundo. Por eso son escépticos, incluso algunos, pesimistas. Pero no es así. El vaso, que puede parecer que está medio vacío, también está medio lleno. Me explico.

Hay un chico joven, de nombre Jimmy Donalson, que en la plataforma Youtube se conoce por MrBeast y que con tan solo 23 años tiene, atención, 145 millones de seguidores –sumando seguidores de sus seis canales–. Una auténtica barbaridad, para el que no sepa en estos lares si es mucho o poco.

Este joven americano se ha hecho famoso en YouTube subiendo vídeos, fundamentalmente, de retos con humor. Pero ¿dónde está lo especial? ¿por qué hablamos de él aquí? MrBeast ha decidido que parte del dinero que gana, que es mucho por los millones de visualizaciones que tienen sus vídeos, lo quiere donar para dar de comer a las personas necesitadas. Sí, puede parecer increíble, pero este joven de 23 años en la cresta de la ola de las redes sociales quiere «dar de comer a millones de personas cada mes» como ha declarado en The Associated Press. El año pasado donó el 100% de sus ingresos publicitarios y ventas. Cada semana da de comer a casi 100 hogares en Greenville y tras el huracán Ida en Lousiana dio más de 9000 comidas a las víctimas.

Alguno de esos escépticos seguro que piensa que lo hace para tener más fama aún y ganar más dinero con las visitas a sus redes, y, bueno, no sé lo que pasará por su cabeza, pero lo que sí sé es que está dando dinero a los más necesitados y que, además, está enseñando a una generación joven de chicos y chicas que entran en TikTok, Facebook, Twitter, Twich o YouTube que se puede ser famoso, rico y joven y, además, solidario. Que su posición de privilegio les permite ayudar mucho a los demás. Que no solo tienen que mirar por su nuevo negocio, sino que tienen que contribuir al bien común y hacerlo de la mejor manera que saben.

MrBeast, gustará o no gustará, pero debemos valorar su acción. Seguro que tiene muchos aspectos a mejorar en su vida y profesión, pero el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Ayudar no tiene fronteras, idiomas, plataformas o medios. Ayudar a los más necesitados es ayudar a los que más lo necesitan. Punto. Desde aquí, y con el permiso de ustedes, me quito el sombrero por este joven.

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