Nosotros a Dios
«Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y plazas, buscando al amor de mi alma» (Ct 3, 2)
Sí, Señor, te esperamos. Con esperanza, con impaciencia, con inquietud e ilusión. Porque seguimos necesitando adivinar en qué rincones te escondes, cuándo te cruzas con nosotros, en qué palabras nos hablas con ternura o con urgencia. Te esperamos porque a veces la vida se nos viene encima, y vivimos acelerados, agobiados, inseguros o sordos. Anhelamos que te hagas más presente, que tu evangelio sea, al fin, buena noticia para tantos… Soñamos que te hagas, una vez más, amigo, maestro, señor en nuestras vidas. Te esperamos porque tantas veces te intuimos y otras tantas te nos escapas. Enséñanos a no desesperar, a preguntar dónde estás, a seguirte buscando, siempre.
¿Soy consciente de comenzar un tiempo de espera?
¿Cómo busco a Dios en mi vida?
Toda nuestra vida es Adviento (fragmentos)
Toda nuestra vida es 'Adviento': 
Dios está viniendo.
Él viene en su Palabra, 
en su Espíritu que nos da la fe, 
en los sacramentos de la Iglesia, 
en las luchas y alegrías de la vida, 
en cada uno de nuestros hermanos, 
sobre todo en los más pobres y sufridos.
Hay que saber esperar a Dios.
Hay que saber buscar a Dios.
Hay que saber descubrir a Dios.
Y mira que hay muchos que se cansan de esperar, 
porque la vida se ha puesto muy dura 
y los poderosos siempre aplastan al pueblo. 
Y hay muchos que no saben buscar a Dios 
día a día, en el trabajo, en casa, en la calle, 
en la lucha por los derechos de todos, 
en la oración, en la fiesta alegre de los hermanos unidos, 
e incluso más allá de la muerte.
El maíz y el arroz están naciendo, hermosos. 
Ha llegado el Adviento. 
Luego llegará la Navidad. 
Dios está llegando siempre. 
Abramos los ojos de la fe, 
abramos los brazos de la esperanza, 
abramos el corazón del amor.
En ese Dios que siempre viene, 
os abraza vuestro hermano.
(Pedro Casaldáliga)
