Ser fuerte en los brazos de otros

«Bondad y amor me acompañarán todos los días de mi vida, y habitaré en casa de Dios un  sinfín de días» (Sal 23)

 

Parece que un icono de nuestra cultura es la persona fuerte, autosuficiente, el famoso JASP (Joven Aunque Sobradamente Preparado) de aquel anuncio de hace años. Pero, ¿quién puede aguantar siempre solo? Necesitamos otros, otros significativos: parejas, padres, hermanos, amigos… rostros y nombres especialmente queridos, especialmente cercanos. Personas con quien sentirnos seguros, incluso en nuestra incoherencia, con quien poder reírnos de nuestros fantasmas, con quien saber estar en silencio y, sin embargo, seguros. 

Pienso brevemente en quiénes son los otros importantes de mi vida.

Recorro sus rostros, sus nombres, sus historias que se entrecruzan con la mía, y doy gracias a Dios por ellos.

 

Un día te querré

 

Un día te querré... Un día: ¿cuándo?

No lo sé, ni me importa, todavía.

Tan segura de amarte estoy, un día,

que ni anhelo ni busco, voy andando.

 

Mi mano que la espera va ahuecando

hoy reposa indolente, blanda y fría.

Un día te querrá... Hoy sólo ansía

encerrarse en la tuya, descansando.

 

Mi amor sabe aguardar. No es impaciente:

su deseo es arroyo, y no torrente

que hacia ti, con certeza, sigue andando.

 

Y una tarde cualquiera y diferente

me ha de dar a tu amor, serenamente.

Un día te amaré: ¿qué importa cuándo?

 

Julia Prilutzky Farny

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