María, la madre del «Hágase»

«María dijo al ángel: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según su voluntad» (Lc 1,38)

Uno no elige lo que la vida le da. NO se puede vivir a la carta. Uno no va eligiendo en el menú los “platos” que le gustan, y rechazando aquellos que no le interesan. La vida es algo mucho más complejo. No sabemos lo que nos va a deparar el futuro. No podemos anclarnos en seguridades. Como mucho, podríamos tratar de aislarnos en burbujas que alejen de nosotros las incertidumbres o zozobras; pero incluso eso sería quedarse a medias. A veces nos encontraremos con situaciones que no esperábamos, que no queríamos, que no nos gustan o que nos asustan... Y tendremos la opción de cerrar los ojos, mirar  hacia otro lado, esperar a que pasen las tormentas... o aceptar la vida tal y como viene, aprendiendo a luchar.

Hoy en día mucha gente sigue diciendo: “Hágase”, sin que eso signifique ser papanatas que todo lo aceptan. La docilidad ha de ser valiente, creativa, crítica y fecunda. Decir “hágase” es aceptar la vida y tratar de hacerla buena. 

 

¿Hay momentos en que sientes el reto de decir “Hágase”, pero también la tentación de elegir sólo los espacios seguros en la vida?

 

Hágase

 

Padre, me pongo en tus manos; 

haz de mí lo que quieras; 

sea lo que sea, te doy las gracias.

 

Estoy dispuesto a todo; 

lo acepto todo, 

con tal que tu voluntad se cumpla en mí 

y en todas tus criaturas. 

 

No deseo nada más, Padre.

Te confío mi alma, te la doy 

con todo el amor de que soy capaz, 

porque te amo y necesito darme, 

ponerme en tus manos sin medida, 

con una infinita confianza, 

 

porque tú eres mi Padre.

 

Charles de Foucauld

PastoralSJ
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.