Una mujer capaz de ver distinto
«Dijo María: 'He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra'. Y el ángel, dejándola, se fue.» (Lc 1, 38)
Donde todos hubiesen visto una locura, María vio un horizonte. Donde muchos hubiesen visto una trasgresión, ella intuyó la promesa de Dios. Donde tantos se hubiesen estremecido ante la perspectiva y hubiesen exigido más pruebas, más seguridades o más garantías, ella exclamó: «Hágase». Donde la ley era la referencia y la condena, ella fue capaz de cantar la grandeza del Dios que está con los más pequeños y da la vuelta a todos los órdenes establecidos. Donde todo era convencional, María, con una acogida hecha al tiempo de ignorancia y valentía, de confianza y entrega, fue capaz de colaborar con Dios de un modo radical.
Pedimos a Dios, a imagen de María, ser capaces de decir en nuestra vida: «Hágase».
¿Y cuál es para mí el anuncio del ángel?
Anunciación
¿Y cómo diría yo
lo que un ángel desbarata?
Fue como tener seguras las paredes de la casa
y en un vendaval sin ruido
ver que el techo se levanta
y entra Dios hasta la alcoba, diciendo:
“Llena de gracia,
no me levantes paredes
ni pongas muro a tu casa
que por entrar en tu historia
me salto yo las murallas.
Si Virgen, vas a ser madre
Si esposa, mi enamorada.
Si libre, por libre quiero
que digas: “HE aquí la esclava”.
“He aquí la esclava”, le dije
y se quedó mi palabra sencilla
sencillamente arrodillada
José Luis Blanco Vega, sj