Se trata de ser humanos

«Yo le dije: “¡Ay, Señor mío! mira que no se hablar, que soy un muchacho”. El Señor me contestó: “No digas que eres un muchacho, que a donde yo te envíe, irás, lo que yo te mande, lo dirás. No tengas miedo, que yo estoy contigo"» (Jer 1, 6-7)

Humanos en la debilidad. No exigirnos una perfección irreal. No mitificar nuestras capacidades ni querer ignorar lo contradictorio de nuestras vidas. Aceptar que el amor a veces duele. Que el compromiso a veces cuesta. Que habrá días en que la generosidad no asoma por ninguna parte, y episodios en que las lágrimas campen a sus anchas. Se trata de darse cuenta de que la propia vida no es un cuento infantil, sino más bien una historia con la complejidad de las historias humanas, con alegrías y tristezas, con aciertos y errores, con preguntas y respuestas (y alguna que otra pregunta sin respuesta). Eso sí, sabiendo que en esa debilidad, y en Dios, somos fuertes de un modo bien diferente.

Cuál es mi debilidad, tan humana, en la manera de vivir el evangelio?
¿Soy capaz de acoger con tranquilidad esas dos caras de la vida?

Intenta

Intenta
tentativas,
experimentos
transformaciones,
escapes
huidas
descargas
liberaciones,
cambios
mutaciones
meditaciones
hasta que te gustes a ti mismo
y en un trozo del espejo que rompiste
te verás desnudo,
envuelto
en un sudario de paz.

(Gloria Fuertes)

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PastoralSJ
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