Equipaje

«Que se me pegue la lengua al paladar si me olvidara yo de ti» (Salmo 136)

 

La vida es tan rápida... Cada cosa, cada imagen, cada palabra, es fugaz, presente, efímera. La moda cambia. Las imágenes se van. Hoy se vende una cosa, y mañana otra. Hoy es actual un personaje que mañana está en el olvido. Por eso es muy importante para cada uno saber qué permanece en su vida: quiénes son «tus gentes», esos nombres que da igual dónde estés, sabes que son parte de ti. Esas personas con quienes te unen vínculos fuertes. Y es importante no olvidar los caminos recorridos; los momentos en los que has sido feliz, sin trabas, sin nubes en el horizonte, los momentos en que has reído con ganas, con franqueza; y los momentos en los que  has llorado, por las cosas que te importaban; es importante aprender de los errores que has cometido, y si has hecho daño a alguien. Las heridas que has infligido y las que te han marcado a ti. Todo eso es parte de ti.

Dedica un rato tranquilo a recordar o a formular cuál es tu equipaje, tus gentes, tus rostros, tus historias... 

Y da las gracias a Dios por todas las cosas buenas que han formado parte de tu vida.

Y detente con calma en los errores, en lo que has hecho mal, si has causado daño... Y pide perdón no con culpabilidad, sino entendiendo que en la vida hay que ir aprendiendo despacio.

El corazón lleno de nombres

Al final del camino me dirán:
¿Has vivido?
¿Has amado?
Y yo, sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres.

 

Pedro Casaldáliga

 

 

 

 

 

PastoralSJ
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