Presencias

«Pero eres tú, mi camarada, mi amigo y mi confidente» (Sal 55, 15)

¡Gracias por nuestras gentes! por todos esos nombres que arrebatan, que llenan, que evocan episodios compartidos. Gracias por todas esas figuras que pueblan mi día a día, al menos en tramos del camino. Y gracias por todos esos momentos de celebración o de rutina, por las conversaciones donde otros se asoman a mi historia y yo me asomo a otras historias. Por las miradas que hablan. Por los esfuerzos compartidos para conseguir algo. Gracias porque están ahí.

  • Pienso despacio en los nombres por los que doy las gracias.

A veces huyo...

 

A veces huyo
por intrincados caminos
construidos de palabras,
que me llevan
a los páramos de nadie.
Durante breves momentos
siendo este precario puente
hacia los otros,
con las palabras
que me crecen como ramas
en la boca,
y me sacan
de mi silueta
de animal desnudo.
Desde esta orilla solitaria
agito mis palabras mínimas
como banderas blancas
entregadas a un sueño,
y por algún tiempo
logro fugarme
en las palabras,
hermosas.


(Carmen Matute)

PastoralSJ
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