
La verdad desnuda
«Señor, tu amor es eterno, no abandones la obra de tus manos» (Sal 138)
Es curioso cuánto hay en nuestro mundo de convenciones, fachadas, una cierta hipocresía (sé que es palabra dura). Cuánto hay de negación o silencio sobre lo que verdaderamente nos importa. Y sin embargo la verdad humilde es tan tranquilizadora: Todos tenemos heridas, ideas, anhelos, miedos. Todos atesoramos esperanzas. Todos guardamos memoria de errores. Todos tenemos nuestra dosis de nostalgia y nuestro espacio de fiesta. ¿Por qué no relacionarnos desde esa verdad desnuda, vulnerable, pero honesta? (aunque a veces asuste).
¿Cuál es tu verdad?
¿Qué crees que es lo más auténtico en tu manera de ser?
Hay que vivir sin imposturas...
Hay que vivir sin imposturas
Vivir de modo que con el tiempo
nos lleguemos a ganar el amor del espacio,
y oigamos la voz del futuro.
Hay que dejar blancos
en el destino y no en el papel
y en los márgenes anotar
pasajes y capítulos de la vida entera.
Debemos sumirnos en el anónimo
Y ocultar en él nuestros pasos
tal como se oculta el paisaje
tras una niebla espesa.
Otros siguiendo tus huellas, frescas
recorrerán tu camino palmo a palmo,
Pero tú mismo no debes distinguir
la derrota de la victoria
No debes renunciar ni a una brizna de ti mismo.
Tú debes estar vivo.
Solamente vivir
Hasta el final.
(Boris Pasternak)


