Entrando en ‘X’ me he topado con este hilo interesante de María Álvarez de las Asturias. En él habla sobre, entre otros temas, cómo influyen las exigencias, las expectativas y las heridas a la hora de tomar decisiones como iniciar una relación con otra persona. Pero también reflexiona sobre el miedo al compromiso o las llamadas ‘líneas rojas’ de la vida de cada cual. Cada uno tiene sus propias expectativas, y es bueno tenerlas, pero… ¿cómo hacerlo para que sean sanas y realistas?
La RAE la define como «la posibilidad razonable de que algo suceda». Vivimos en una sociedad que nos pinta de alcanzable todo futuro que nos planteemos (porque supuestamente puedes conseguir todo lo que te propongas). Pues bien, te hago un spoiler: no es verdad. Siento si creías otra cosa. Y no pasa nada, porque esto es tan natural como la vida misma. Marcarse unas expectativas sanas y realistas ayuda al crecimiento personal de cada uno, pero hacerlo a unos niveles inalcanzables… no sólo agota, sino que destruye tu autoestima al creer que el problema eres tú.
Para un poco y piensa: ¿por qué no ser honestos? Admite con sencillez que no eres perfecto, nadie lo es. Así, cuando te plantees un nuevo trabajo o una relación… no sólo serás más feliz y tolerante, sino que irán las cosas más fluidas y mejor con los demás. Y esto no es incompatible con tener unas líneas rojas o exigencias bien marcadas. Es más bien ser conscientes de que no todo va a salir bien siempre, aunque pongas todo el empeño en ello, así que… ¡Relaja! Que no te consuma la perfección.
Coincido con María en su hilo en que siempre será mejor marcarse pequeños compromisos diarios. Así, cuando toque un gran compromiso (un trabajo, casarte, tener hijos…) estés bien entrenado. Que cada día tengas la oportunidad de decir sí y seas tú quien decida sobre tu vida y tus expectativas y no otro. Es tuya, de ninguna otra persona.