Seguimos consternados por lo que ha ocurrido en la provincia de Valencia, a medida vamos conociendo las consecuencias de la DANA, los fallecidos, y tantas vidas rotas.
En medio de todo esto, es difícil disimular el hecho de que hay políticos que no están dando la talla, por decirlo suavemente. Este hecho es real. Sin embargo, hay quien está aprovechando este hecho para amplificar el ruido, porque le conviene. Sin duda, habrá que pedir responsabilidades cuando llegue el momento. Pero creo sinceramente que en medio de la tragedia no es el momento de buscar cambios políticos. Aunque sea una frase manoseada, podríamos recordar que “en desolación no hay que hacer mudanza”. La responsabilidad significa hacerse cargo de las consecuencias de nuestros actos, y aunque suene duro, la ciudadanía responsable pasa también por asumir los políticos que nuestro sistema ha producido.

Sin embargo, esta situación también ha sacado a la luz reacciones ejemplares. Miles de personas se han puesto manos a la obra, para ayudarse unos a otros, para limpiar, para reconstruir poco a poco, palmo a palmo, sus casas y ciudades. Muchas personas, sin ser afectadas, han visto a los afectados y han dicho: ¿Quién les va a ayudar? Para luego responder: ¿Por qué no yo? Muchos se han desplazado hasta el lugar para echar una mano, y otros se han organizado para enviar o repartir productos de primera necesitad.

Mirando al futuro, creo que sería también momento de empezar a pensar a qué políticos querríamos votar. Podrían ser políticos que tengan un pensamiento, que sean capaces de dialogar, haciendo propuestas realistas. Que escuchen a la gente y también sepan inspirar. Que no se echen el barro unos a otros, sino que se metan en el barro. Que tengan vocación de servicio. Quizás sea el momento de preguntarse: ¿Por qué no yo?

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